Qué bella lección recibo, reclinado en el pupitre, atril de
desconocimiento, expresión de los deseos de aprender mirando al viento,
que sin formas me saluda con las palabras de amor.
Anodino,
apasionado, sórdido entre palabras que se muestran como señoras de la
nobleza y el orden, armonía que se cruje cuando resuena ese "vale".
Vale, vales para todo, para aceptar la derrota, para seguir una orden,
para resignar el alma, para decirle a la vida que por los cojones me paso los zarpazos que reclinan, que mi rodilla no pliego sin más reto que el saber que vale seguir de pie.
Vale, no. No vale todo. Vale estar en silencio, mirar la luz sin guiños, vale es reír y llorar sin miedo a no hacerse valer.
Vale por una cesta de navidad, vale su precio en oro, todo vale, tiene
un precio, comenta la humanidad. Vale lo que no está escrito, vale para
salvar el pellejo en el camino de una vida expulsada de territorios de
paz.
Vale dice el sicario cuando recibe la bolsa sin soltar la
pistola, vale dice el loco cuando le ordenan que abra la boca para
rellenar su bóveda de mosaico de pastillas.
Vale, al recadero, que
reparte lo que ordenen, en su motita veloz para cumplir la orden que sin
galones le dan. Vale es a la orden sin taconazos dar en la línea del
regimiento que si te dicen que mates, vale respondes sin más pesar.
Vale es contraseña, secreto de almas que anudan el cuaderno de bitácora,
ese que es solo tuyo y mío, el que vale para abrir las páginas por
escribir.
Vale, vale, dice el jodido, en un desdén resentido,
diciendo sin decir, arrieros somos, sin coraje, pues el decir no vale,
no sale en su cobarde expresión que de temor llena el alma.
Vale es
aceptar sin media vuelta de dobladillo lo que la decisión tomada supone
de recorrer. Camino de sueños acepta el que válida su sueño por tarado
que parezca. Luz y sombra tiene "vale", si y no, entre mezclados,
códigos encriptados en tan sólo cuatro letras, que esconden los secretos
de lo dicho sin decir.
Vale es lista, más que quien interroga o
afirma, aunque el vale interrogatorio no requiere de respuesta de quien
acepta la sumisión. Pero del amor, me vale todo. Todo, porque todo es
amor.
JMFP
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