jose maria

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miércoles, 21 de marzo de 2012

A PROPÓSITO DE DROGAS... MUY BREVEMENTE

Permítanme los sufridos lectores de este abanico de salpicaduras de pensamientos hacer una parada en algo a lo que me dedico desde hace 25 años. Los trastornos adictivos. Siento aburrirles con algo que ya no parece ser una de las grandes preocupaciones de los españoles, quizás pensando también en que las drogas, compañía del ser humano desde que en las cavernas descubrimos... El alcohol. Sí, el hambre, el frío y el miedo podían ser los acompañantes más significativos de aquellos que miraban el mundo desde el fondo de la cueva. Y al comer los frutos fermentados que quedaban al fondo de la gruta, algo ocurrió. Calidez, valentía, sensación de bienestar pudieron aparecer al ingerir aquellos frutos en los que se guardaba alcohol...
El fenómeno de las drogas es extraordinariamente complejo. Y es por eso por lo que al estudiar, observar desde la complejidad, podemos explorar soluciones a los problemas que las drogas producen, al trastorno adictivo. 
Todo esto viene a cuento por la campaña que la Caixa está haciendo con el ayuntamiento de Santander respecto al problema de las drogas.  Prevenir es importante, pero para eso hay que pensar en la realidad de las familias, de los adolescentes, en los discursos políticos, en la representación social que de las drogas tiene la sociedad. La gente no consume drogas porque sea idiota. La gente no consume drogas porque no tenga fuerza de voluntad o porque no tenga "valores". La gente no consume drogas solo para divertirse. No. La gente consume drogas en muchos casos para aliviar sufrimiento, para escapar del malestar de una vida que ofrece pocas expectativas, la gente consume drogas porque no soporta la tolerancia a la frustración. La gente consume drogas porque los atajos al bienestar están realmente difíciles. La gente consume drogas para imaginar que está en la fila de la vida cuando en realidad se sale de la propia fila de la vida. La gente consume drogas para construir a veces una identidad que les hes negada, como ocurría en muchos drogodependientes heroinómanos en los años 80. Las familias se convierten en dependientes. Toleran el síntoma, generan vínculos de dependencia y, en muchos casos, cuando desaparece la droga, aparece un síndrome de abstinencia" en forma de conflictos soterrados.  Creo que debemos entender el fenómeno a medida que evoluciona, considero que el estado de la ciencia en cuanto a respuestas farmacológicas, a entender la adicción en clave neurobiológica, debe entrelazarse con la realidad vivencial de las personas, de las familias, del propio contexto.  La heroína se sintetizó  por la casa Bayer en 1893, el mismo año que la aspirina. Era un potente antitusivo. La cocaína fue durante años un fármaco de uso principalmente oftalmológico. Los españoles en la conquista del Nuevo Mundo encontraron en la hoja de coca un revitalizante fantástico para aumentar el rendimiento de los indígenas, ahorrando en alimentos y favoreciendo la multiplicación de los esfuerzos de los esclavos. El alcohol, el MDMA (Merck, 1914, como anorexígeno)... 
La cronicidad de la enfermedad es uno de los estigmas que determinan la realidad de los tratamientos.
La imposibilidad de decisión remite cuando el cerebro con su extraordinaria plasticidad, recompone su funcionalidad en ausencia de la droga. 
La capacidad de decisión se restaura en ausencia de lo que los anglosajones llaman craving (deseo compulsivo de consumo).
La droga como síntoma tiene significados, comunica algo, a veces necesidades, angustia, desviación de conflictos por parte de muchos adolescentes iniciáticos. 
Los expertos deben, debemos parar a pensar, a repensar en nuevos modelos de intervención, en salir de la agónica idea de que por mucho que se haga la gente recae. Quizás haya mucho que aprender, pero también hay mucho que hacer, muchas ideas que aportar, muchos mitos que deconstruir. 
Es por eso que quizás sea necesario dar un paso más, ser más ambiciosos cuando este tipo de acciones, de indudable interés, son una oportunidad para que todos los agentes sociales, sanitarios, terapéuticos, políticos, puedan aprovechar estos espacios abiertos, para convertirlos en una acción comunitaria.

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