jose maria

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domingo, 4 de marzo de 2012

¿PLANES O SOLUCIONES?

Tengo una extraña sensación de irrealidad entre los discursos que se cruzan en el cielo de la política nacional, regional y local... Es como si fueran hilos de palabras que no consiguen tejer un traje a la medida de las necesidades de los ciudadanos. Salvar el país... Esa parece ser la consigna de las voces populares. El Presidente del Gobierno de la Nación nos cuenta como en un susurro que no le dice al resto de Europa lo que va a hacer con el déficit... "Es una decisión soberana"... Bueno, más que soberana, una forma de esquivar compromisos, diría yo.  El ínclito Rey Montañés, el señor Diego, nos ilumina con sorpresas que ya no tienen ni gracias ni  brillo, pasando de la miseria al reparto de dinero del día a la noche, sin apenas pestallear.  Una especie de efecto brillo sobre la sordidez con la que está gobernando la realdiad de Cantabria de la mano de una agenda incomprensible. No hay dinero, sí hay dinero... Pito, pito, gorgorito... Los 56 millones de euros de crédito europeo, veremos si son retenidos para otros fines... Y si así fuera, habrá que considerar la forma en la que se invierten en la región. Proyectos que ahora no valen. Y sin embargo sí valía la festivalera esencia de la Capitalidad Europea de Santander que, en cuatro tarambanadas se pulió 7 millones de euros... Todo esto viene a cuento del desmesurado optimismo del Alcalde de Santander, ajeno, parece ser, a la realidad de los santanderinos, de los empresarios, del pequeño cocmercio, de las familias en situación de crisis extrema. El optimismo no es la clave en tiempos de crisis. Lo es la inteligencia colaborativa, es decir, la capacidad de abrir la mente a la mente de otros, de acercar el pensamiento y las ideas de todos aquellos que quieren expresar sus ideas sobre posibles soluciones a nuestros problemas. Por eso he participado junto con mis compañeros del grupo municipal  en la segunda parte del Plan Estratégico Santander 2020. Y la verdad, después de celebrada la Conferencia Exploratoria con el principio de participación, tengo una sensación agridulce.
La mesa de Economía  creo que, en este momento, es esencial. Lo es porque debería determinar cambios de modelo evolutivo de ciudad. Debería recoger las nuevas capacidades, los nuevos sistemas formativos que determinan direcciones que solo intuíamos hace unos años.  Y después de hablar y participar, de debatir con un grupo de personas preocupadas y comprometidas en los modelos económicos de la ciudad,  pudimos aportar algunas cosas interesantes:
La necesidad de una Carta o estatuto de Capitalidad que considere no solo los costes de los servicios que afectan a Santander, sino los retornos que Santander recibe por ser capital de Cantabria. La necesidad de suelo industrial urgente, insistiendo en la posibilidad del desarrollo de la "ciudad empresarial tecnológica" frente al Parque Científico. El papel de la Universidad de forma concreta, la consecución de  la MArca Santander "Ciudad Universitaria", junto con el desarrollo de un campus académico deportivo en los terrenos de la UIMP. Espacios que permitan la mirada a un futuro algo más amable. Aportaciones que se sumaron a las que necesita la Cultura, las políticas relacionadas con el Bienestar Social, así como las de ordenación del territorio. Mi sorpresa llegó cuando después de media hora de descanso, esperando a las conclusiones preliminares que presentó el alcalde de Santander, cuando tocó hablar de las conclusiones de la mesa de Economía, lo único que se expresó fue el papel del Centro Botín sobre el empleo... ¿¿??
Y eso que dejamos escritas las aportaciones, incluso las que no habían sido rcogidas en el segundo borrador, como esa curiosa idea del "anillo cultural", anillo sin proyectos, pero parece que le queda muy bien en el dedo meñique de la mano derecha al señor alcalde.  La política no deja de ser sorprendente. 2 horas de trabajo en una mesa de Economía,  juro que atento a las intervenciones de mis compañeros de mesa y a las de todos los presentes... Y el regidor nos apunta su modelo productivo relacionado con el frente marítimo.  Unno no sabe que pensar. Pero muchos proyectos, muchísimos, y sin embargo, no parece que afecten positivamente al tejido ciudadano. El Frente Marítimo, el Cabildo, el Proyecto de las Llamas lejos ya los diseños de hace dos años, edificios sin contenidos, como el Escenario Santander que sirve para hacer conciertos y botellones bajo techo y el optimismo de un escaparate santanderino que está lejos de convertir a la ciudad en referencia nacional y europea.  El tejido de las palabras... enredado y enredante. 
Los ciudadanos ya no entienden, no sé si se resignan, si nos resignamos a nuestra suerte o estamos decididos a no aceptar que el silencio sea nuestra única forma de comunicación. Y hoy, en Solares, el regionalismo ha vuelto a hablar para pedir responsabilidad, para que el Gobierno tome decisiones para los intereses de Cantabria. Y espero que el mensaje haya llegado porque es sencillo, claro, directo. Cantabria no se puede parar. Cantabria no puede quedar en la oscuridad de las políticas nacionales. 


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