Bahía, océano encorsetado por las pasiones de la tierra
Bahía, vientre preñado por la espuma de amor
Luminaria que recoge los últimos vestigios de calor.
Eres danza de locura y turbulencia que no yerra
Sedimentas paz en tus entrañas, al albor de la proa erguida
Abres tus alas de espuma, sientes el éxtasis en tu herida.
Bahía nacida en mi memoria, dama de noche, niña de día
Sacudes la ignorancia de los hombres con tu mirada de sur
Llamas al turbón con tu susurro, arqueas piel de pedrería
Bahía, duermes en el estuario de mi alma
Despiertas mi renacer al llamarme, como diosa del albur
Gracias Bahía por poner mi espinazo camino del norte
Sendas de placer que en tu panza anidan
Fría la superficie, abrasa tu gruta, tu fondo, tu noble porte
Bahía de la espera, vientre fértil de delirios y emociones
Bahía que recibes el mástil que se hunde en tu diván
Naufragio de sombras fantasmales, de febriles devociones
Surcas la espalda de mi existencia,
La columna de mis creencias, quiebras el dolor de la vida
Engendrando en tu útero submarino ojos húmedos de amor
Bahía, me das la vida entre brazadas en las olas de la muerte
Y en un susurro de olas de vida das a luz a la niña más hermosa
Niña, llanto desgarrado que quiebra el silencio de la mente
Niña, manos libres que bailan en el agua que bendice la última diosa…
JOSÉ MARÍA FUENTES-PILA. 2013
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