jose maria

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jueves, 7 de agosto de 2014

PASABAN POR ALLÍ... Y UNOS CABRONES LES REGALARON LA MUERTE

No entender es algo que desde hace años, posiblemente desde el 11 de septiembre de 2001, se ha acentuado en mi observar y vivir en un mundo que en muchos casos no reconozco. Guerras que "no son" guerras, gobiernos que no protegen los derechos e intereses de los ciudadanos, de las personas, seres humanos que formamos parte del planeta, del que somos parte temporal. 298 personas, 298 proyectos, 298 talentos de vida y sueños, 298 miradas de terror, 298 banderas de ilusiones y compromisos, 298 regalos de la vida en sus correspondientes familias, relatos. ¿El mundo al revés? No. Miradas nubladas por la ciénaga del poder, armas que van y vienen en un mundo donde la paz es un destilado de laboratorio que nos hacen beber para que creamos que vivimos donde queremos vivir. Piezas de un gigantesco tablero de ajedrez, donde millones de peones nos sentimos libres en nuestra existencia, sin saber, o tristemente sabiendo, que somos observados, escuchados, y con mala suerte, aniquilados por casualidades de los juegos un ramillete de cabrones. Hoy el mundo no es de colores. La perplejidad es gris. Siento una rabia que no consigo sacudirme, una profunda tristeza por esas 298 almas y sus familias, sus historias truncadas.
No somos ciudadanos de un lugar llamado mundo, como dice la canción. Somos ciudadanos sujetos a la ironía de quienes creen que el mundo es un artificio al servicio de sus delirios de grandeza. Y reivindico en nombre de estas 298 vidas, de las masacres en la franja de Gaza, de las guerras controladas vía satélite que se saldan con millones de muertos inocentes la voz de las personas libres, parte de este planeta que un día se sentirá axfisiado por el aliento fétido de quienes lo quieren encarcelar en su cosmos de necedad. Hoy el mundo, mi mundo ha perdido 298 trozos de poesía.

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