jose maria

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domingo, 8 de febrero de 2015

DIA MUNDIAL CONTRA EL CÁNCER



...Vaya día que llevo. El viento de cualquier barrio, de cualquier ciudad huele a rancio. Debe ser que el mundo se está haciendo viejo, artrítico. ¿Oís el ruido? Somos una secuencia de ruidos que intentamos escucharnos sacando la cera de la estupidez de las orejas de nuestro cerebro.  Las casas son celdas, las celdas cápsulas de silencio, las calles trama de ordenados seres fantasmales.  Ni siquiera se dan cuenta de que no llevo calzoncillos…  Ya casi no hay infracciones,  me refiero a infracciones legisladas.  Qué orden, ¡Por Dios! La peña habla con las manos, tecleando sus aparatitos que les de la vida, que les hace sentir que están acompañados por el mundo de los vivos enlatados en Smart.  Los ojos ya no sirven para mirar a través de los ventanales del alma que se reflejaban cuando era más joven… O más viejo, no sé.
¿Qué coño os iba a contar? Ah, sí… Hace 8 años me sacaron un pulmón… El derecho. Fumaba yo como un carretero, 5 cajetillas de tabaco. Un campeón. La cara de gilipollas que se me quedó cuando me dijeron que tenía un cáncer fue hizo que me pusiera estas gafas que me quito cuando entro en los hospitales.  Recordé mi guitarra, el lápiz con el que dibujaba monigotes en la pared de mi dormitorio bajo los atentos guantazos de mi padre al descubrir mi Altamira particular.  Nunca tuve demasiado cuidado con mi cuerpo, enjuto, un poco encanijado, pero flexible a pesar de mis cabalgadas por la vida saltando obstáculos que siempre creí salvables.  Pero el cáncer me acojonó. Mucho… Morirme no entraba en mis planes, y menos por fumarme la vida entre momentos estelares de escenarios sórdidos y tristezas poéticas de trabajo en trabajo, entre pensiones y pisos de alquiler hasta que acabó mi periplo en el quirófano del hospital.  La vida está dentro de uno, me parece. Lo de afuera es el teatro en el que interpretamos nuestras propias experiencias.  Y decidí que no estaba preparado para rendirme.  Hoy es el único día que descanso. Cada 4 de febrero. Es el Día Mundial contra el Cáncer. Así que hoy, como cada año, descanso y miro tras mis gafas de sol el mundo pasando alrededor del eje del tío vivo.  Mañana volveré a mi trabajo recorriendo hospitales y Consejerías de Sanidad.  Me dedico a multar a quienes no cuidan de los derechos de los enfermos con cáncer, a quienes recortando recursos sanitarios dicen hacerlo en nombre de la calidad asistencial y se quedan tan anchos. Mi lugar preferido es el ala oeste,  de las casas blancas, lugares de luz donde los niños con cáncer me atraviesan el alma con sus sonrisas, sus dibujos y los cuentos que ahora pintamos en las paredes entre carcajadas inocentes. Regalo sus risas escritas en mi libretita a los que atienden a esos bellos brotes de vida que la enfermedad quiere marchitar, mientras los jardineros y jardineras del hospital, médicos, personal de enfermería, riegan con su cariño y conocimiento, abriendo los pétalos de la esperanza.  Hay todavía gentes sin alma entre políticos y gestores que creen que lo de morirse es un acto que se ejecuta a pelo. Que paliar el dolor es como quitarle la chispa a la muerte. Le manda cojones. Vaya multazos que les doy.  En fin, que parece que de momento no me muero, pero vivir cuidando y denunciando la letargia del alma de algunos permite que el cáncer se esconda cada vez más ante la ciencia y el amor, que deberían estar más emparejaditos, a  veces.  Me pongo peñazo.  Voy a Malasaña. La mañana es fría, pero en la tasca el café es delicioso a estas horas de la mañana. El aire es limpio en el interior. Me gusta mirar a Doña Rosa, la portera del 33, estrechar la mano de Manolo el barrendero más divertido del mundo. Cada 4 de febrero quedo con mi hija María. Viene del otro lado del mundo. Es oncóloga…
Mi agradecimiento a todos los hombres y mujeres que dedican su vida a salvar vidas, luchar por ellas, dando lo mejor de ellos mismos, aliviando el alma cuando se intuye su fuga al mundo de los sueños.
DIA MUNDIAL CONTRA EL CÁNCER
José María Fuentes-Pila

FOTO: Luis Chicote

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