jose maria

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martes, 6 de octubre de 2015

LLUVIA

Buenos días, lluvia, cortinaje de alivio a sequedades ocultas que resquebrajan la piel de la vida. Lluvia que te ríes de los gestos mal encarados que gotean sus aleros sin sombreros, canalones de arterias saneadas por el maná sin más milagro que el capricho henchido de un cielo lleno.
Abres lluvia los paraguas del pensamiento que protegen de tus frescas ideas, habitantes de casas cambiantes de formas, grises, blancas, casitas refugio de sueños. Discusiones entre nubes y claros, diserta, lluvia sobre el reverdecer de la esperanza.
Lluvia que repicas en las cristaleras del amanecer, que adornas la cama de los amantes con el abrazo protector que sin mojarles les moja. Lluvia que salpicas los caminos del mundo de torrentes de garabatos infantiles, deseada en los desiertos de la vida, anhelada como mano en la mejilla del que llora sin más lágrimas que la pérdida. Lluvia, pintas gotas en la espalda, te deslizas en el contorno de la belleza, guiñas el ojo del sur que no llega. Lluvia, así es tu caricia amorosa de vida, como la lluvia que me empapa sin paraguas ni sombrero porque siento el alma inundada de vida. Así eres, lluvia. Charco convertido en océano a la orilla de una sonrisa que se dibuja cuando sorbo tus palabras invisibles. Mi lluvia.

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