Colocado el cuerpo de mujer con
boca salpicada de flores, porcelana de una boda sin más baile que las manos
temblorosas, carrera que al mundo descoloca al romperse en mil pedazos la
cadena en su tobillo colocada.
Colocado el niño que mama el pecho
azulado de la madre deseosa del placer de posesión de la ternura. Colocada la
madre que siente el amor orgánico, ficción que su alma escribe en la boca del
lactante.
Colocado el cuadro del revés,
cuando la vida se monta a lomos del absurdo. Colocados los competidores de un
mundo nuevo en la rampa de salida, apoyados a deseos que nada saben de amor.
Colocada la bandera de la paz en
los campos de buitres que panzadas de almas se dan entre el agridulce olor de
una muerte colocada de tanto banquete que ella no pidió.
Colocado uno a la derecha, otro a
la izquierda, sin saber qué significa el compromiso de la lucha, salvo el
asalto al poder que otorga la urna tibia de una mañana sin reflejos.
Colocado el moño en lo alto de la
cabeza digna, el sombrero en el sitio que da sombra sin adorno. Colocado el
joven entre flores de Maria, soñando con su niña amada inalcanzable salvo en su
jardín, sin más flores que las que llueven de un deseo que es refriega de la
infancia, puente a la edad adulta que le escupe su indiferencia.
Colocada la indecencia, en cada
puerta de oro, construida sobre huesos, colocados cómo estacas que cierran el
cementerio de amor.
Colocado el borrachín, ojos
viscosos, de eterno enamorado de un dolor que no se explica, que desde la cuna
repica, como sonajero de pesadillas. Colocado vuela, ese Peter Pan que busca a
su Wendy, mortal de necesidad, sin mirar a su campanilla, almohada de sus
placeres.
Colocada la guitarra espera al
que a por tabaco se fue y en una esquina marcho colocado con el pico de la
jeringuilla que el pecho desgarra.
Colocados los pies sobre el
barro, firmes ante los palos, ajeno al dolor que exhibe la vida con el orgullo
de quien cree darla. Colocado, ebrio de amor mira el maestro de nada,
aprendiendo a amar en cada beso, devolviendo la inocencia a quien pide conocer
solo el amor.
Colocado está el planeta de
absenta, de locura que sin gracia muestra su desdentada risa.
Colocado quien los brazos
reclama, abrazo que huele y limpio, transparencia que dos no olvidan,
testimonio de los sorbos de lluvia, esos que la boca abre ante la sed de amar.
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