jose maria

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jueves, 21 de enero de 2016

FORMULA

Es la versión numérica de la luna, se estruja el laberinto de neuronas, eléctricas rabietas que no consiguen despejar la incógnita de la vida.
Fórmula, es química de cuerpos que se aleja de la praxis de exactos compañeros de cuna, esos símbolos que adormecen los lienzos de la mano que recrea la belleza.
Tiza desgastada, autopistas verdes cómo campos de locura, balconada del ilustre pensamiento que se agarra a la serie de números que expresan la versión más exacta de la vida como origen.
Serpentín y luminiscencia de programas sobre luz de la pantalla, cristalera apoyada al tabique de la nariz aguileña, mano que no mueve el lápiz, ni el ratón, intuición del corazón al sacudirse en la coraza de la razón.
Fórmula, multiplica los besos, fórmula, suma las caricias entre dedos que derivan y se integran en la malla de las almas que despejan esa X entre sueños.
Fórmula, no des la clave del amor, no dirijas la vida con escuadra y cartabón, solo deja danzar los signos, como bailarines de una noche de borrachos músicos que se sacan de la manga tan bella solución, apoyado en el problema que sólo es juego, el del vivir pegado al deseo de no resolver el enigma de seo que es arte, que se cuenta que es amar.
Así los sesos se carcomen en su desesperación, causa efecto no es respuesta, selva virgen que se ríe de tu afán.
Un alma de brisa de mar, multiplicado por 10 pulsiones de deseo, elevadas a la 6 potencia de las olas de los besos, partido por 3, 4 golpes de timón en el océano de su alma, es igual…
A dos

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